lunes, 12 de diciembre de 2011

CONSEJOS PARA LOS PADRES EN LA HIGIENE DE LOS MÁS PEQUEÑOS

¿Te cuesta que tu hijo se lave los dientes? ¿Cada día pasáis más de una hora persiguiéndole para que se duche? ¿Tu niño es de los que juran que se han lavado las manos y resulta que tiene las uñas negras? Si ya no sabes qué hacer para que tu hijo sea limpio y aseado, sigue los consejos que te damos, descubrirás que con paciencia e imaginación nada es imposible.

  La adopción de buenos hábitos debe fomentarse desde pequeños, ya que a los niños les proporciona seguridad y aceptación social y además les ayuda a prevenir ciertas enfermedades.
  Pero lograr que nuestros hijos se laven las manos antes de comer o los dientes después, no siempre resulta tan sencillo y en el camino puedes encontrarte diversos obstáculos, pues los niños consideran la limpieza como un capricho de los padres.Es fundamental enseñarles desde sus primeros años y darles ejemplo.  

¿Cómo lograr que lo haga él solo?

  - Es fundamental que cada vez que se ponga en práctica el aseo sea un momento grato, por ejemplo, nunca hay que decirle al chico: "Si no te dejas bañar te castigaré", por el contrario, se le debe incitar de manera sutil: "¡Qué agradable es estar limpio y fresco! ¿Quieres ducharte?". 
- Es muy importante que los padres muestren interés y alegría hacia estos hábitos, pues de esta manera los hijos inmediatamente los vincularán con algo bueno y adecuado, y no con una práctica pesada e incómoda. 
- En la mayoría de los casos resulta de gran utilidad estimular a los niños al aseo diario recurriendo a la diversión. Así, desde que son bebés conviene hacerles reír mientras los bañas para que comiencen a asociarlo con sensaciones gratas. 
- Cuando ya sean un poco mayores, explícales por qué es tan importante la higiene diaria y las ventajas de mantenerse limpios, entre las que figuran sensación de bienestar, buen olor corporal y prevención de enfermedades. 
- Una manera más de enseñarle es jugando a limpiar a un muñeco. Por ejemplo, si tiene un osito y juega a darle de comer, pregúntale si le ha lavado las manos antes o los dientes al terminar y finge que lo hacéis juntos

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